Basta de vivir así. ¿Saben cuál es el problema?
El problema es la obsesión que tienen con la felicidad.
¿Por qué no se dejan de joder con la felicidad?
Todos, absolutamente todos están dele que te dele buscando
la felicidad ¿Y qué es lo único que encuentran? Amargura.
¿Por qué? Porque esa felicidad que tan obsesionados están
buscando es lo que los está torturando en verdad. Viven amargados
buscando ese algo que les falta, ese algo que no tienen, ese algo
que de tenerlo los haría más felices. Viven en las mismísimas
puertas del cielo, siempre ahí a punto de entrar, a punto de
llegar, a punto de conseguir esos cinco que faltan para el peso.
Siempre ahí apunto de… golpeando las puertas del cielo,
tratando de recuperar ese paraíso perdido, queriendo
siempre llegar a la felicidad. Vivimos en las puertas del
paraíso y créanme, que si cruzan esa puerta todo se termina.
Porque esa felicidad, supuesta, ese cielo, ese paraíso, es que
nada falte ¿pero qué pasa? Siempre falta algo. Y está muy
bien que sea así, porque eso que nos falta es lo que nos mantiene
vivos. La felicidad no es tenerlo todo, la felicidad son esos
momentos lindos, fugaces, esos chubasquitos de éxtasis que
ocurren muy de cuando en cuando, mientras uno sigue
buscando ese algo que falta. La amargura de buscar la felicidad
y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y
no poder entrar. Esa amargura nos hace perder de la fiesta,
de la fiesta de estar vivos. Borrego, deja de pensar tanto
en la felicidad y el paraíso, mejor sumate a la fiesta que está buena. Sumate.