martes, 27 de octubre de 2009


Basta de vivir así. ¿Saben cuál es el problema?

El problema es la obsesión que tienen con la felicidad.

¿Por qué no se dejan de joder con la felicidad?

Todos, absolutamente todos están dele que te dele buscando

la felicidad ¿Y qué es lo único que encuentran? Amargura.

¿Por qué? Porque esa felicidad que tan obsesionados están

buscando es lo que los está torturando en verdad. Viven amargados

buscando ese algo que les falta, ese algo que no tienen, ese algo

que de tenerlo los haría más felices. Viven en las mismísimas

puertas del cielo, siempre ahí a punto de entrar, a punto de

llegar, a punto de conseguir esos cinco que faltan para el peso.

Siempre ahí apunto de… golpeando las puertas del cielo,

tratando de recuperar ese paraíso perdido, queriendo

siempre llegar a la felicidad. Vivimos en las puertas del

paraíso y créanme, que si cruzan esa puerta todo se termina.

Porque esa felicidad, supuesta, ese cielo, ese paraíso, es que

nada falte ¿pero qué pasa? Siempre falta algo. Y está muy

bien que sea así, porque eso que nos falta es lo que nos mantiene

vivos. La felicidad no es tenerlo todo, la felicidad son esos

momentos lindos, fugaces, esos chubasquitos de éxtasis que

ocurren muy de cuando en cuando, mientras uno sigue

buscando ese algo que falta. La amargura de buscar la felicidad

y no encontrarla, de estar en las puertas del paraíso y

no poder entrar. Esa amargura nos hace perder de la fiesta,

de la fiesta de estar vivos. Borrego, deja de pensar tanto

en la felicidad y el paraíso, mejor sumate a la fiesta que está buena. Sumate.

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